“La diferencia”. - Rock and Gol – Nunca he sabido darle (bien) una patada a un bote (lo cual tiene su gracia habiendo estado media vida en un grupo con nombre de “patada”) y encima consideraba al fútbol como el mayor contrincante (incluso enemigo) del otro gran espectáculo de masas del siglo, los conciertos de rock (los otros grandes conciertos me parecen una copia edulcorada en los que a pesar de imitar la “liturgia” no tienen la intensidad, la clase y el nervio de los rockeros, aunque las lagrimas fáciles salten más frecuentemente), pero como la vida es muy tozuda intentando enseñarnos, me he visto revisando mi actitud sobre el fútbol, entre otras cosas porque mi hijo Alvaro, de nueve años, “me ha salido” fanático del Real Madrid y en particular de Suker (y puedo prometer y prometo que sin haber sido inducido de ninguna manera, al menos por mí y mi pequeño entorno). Cuando le observo viendo un partido (en televisión o en el campo al que, con cierto regusto, le he llevado algunas veces) pienso en que yo siempre recordaré el primer disco que me compré, mientras que él es más que probable que siempre recuerde su primer partido o el primer videojuego que le regalaron (lo que me advierte una vez más de que más nos vale cuidar y estimular el gusto por la música, que pudiera no gozar siempre de una posición privilegiada en las preferencias de los jóvenes). Así que, motivado por lo anterior, intentaba entender, mientras volábamos de Barcelona a Madrid, por qué habiendo perdido, en casa, el Barca con el Valladolid, parecía que los que más contentos estaban con ello eran algunos del Madrid, mientras que Regino Carreira, el fantástico A&R de Chaos (Abuelas Fumadoras, Lagartija Nick, Map, etc) cuando más disfrutaba era cuando perdía el Madrid (aún cuando disfruta igual cuando gana el Atlético de Madrid, claro). Intenté aclarar mis tontas dudas preguntando a Manolo Tena si a él le gustaba el fútbol y me contestó sonriendo con un mirada como diciendo “Claro, como a todo el mundo” diciendo “Yo soy un excelente portero”. Como me vio con cara de “tonto de baba” me recordó que, por ejemplo, Elton John era el dueño de un equipo de futbol, que Rod Stewart pagaba conferencias telefónicas millonarias desde Los Angeles para seguir un partido de su equipo escocés favorito, y que aquí de aquí, Miguel Ríos y otros músicos pasaban muy buenos ratos dándole al balón. Pues vaya, me decía yo, a ver si he estado todo este tiempo cayendo en la simpleza de los que piensan que el “rock” es cosa de gente “golfa” que solo le dan al vicio y no le dan “bola” al deporte, y que por eso “cascan tantos” (por lo de Hendrix, Joplin, Morrison y Phil Lynnot, cuando los accidentes, de aviones y otros, se nos han llevado muchos más “héroes” como Otis Redding, Ronnie Van Zandt, Stevie Ray Vaugn, Buddy Holly, John Denver y otros, por un lado, y a los Steve Marriot, Alexis Korner, Rory Gallagher y muchos otros, por otro), yo, que mi única veleidad con esto del balón ha sido decir que era de un equipo del que nunca conseguía saber en que división jugaba, porque en el grupo, Eduardo Pinilla era del Atlético de Madrid, Tony de Juan del Real Madrid y “Cutu” del Barca, con lo que, por un lado por fastidiar y por otro porque me consideraba hijo adoptivo de Pamplona, me declaraba del Osasuna. Y me sorprendo, ahora, considerando la gran cantidad de cosas que tienen en común ambos “fenómenos”. En los estadios suelen celebrarse los dos tipos de eventos, incluso el publico suele ser, en gran parte, el mismo; el placer, la alegría, incluso la repercusión social es parecida, en fin todo lo que todo el mundo parece saber mucho mejor que yo, pero .................¿y la diferencia?. Algo tiene que haber para que a un observador partidista como yo, le parezca que uno de los dos está ganando la batalla (sí es que la hay). Puestos a intentar identificar la diferencia, yo diría que es porque en uno de los dos casos hay contrincante (que es fundamental en casi todas las relaciones, especialmente las sexuales) o más precisamente, la diferencia entre los contrincantes que tiene cada uno de los movimientos “socio-puñetas-lógico”. En uno de los casos, en el fútbol, el contrincante es fácilmente identificable, se puede tocar, se le pueden sacar fotos, son los de otra ciudad, los de otros colores, los que tienen al brasileño, etc., en el otro, en el rock, suele ser intangible: el sistema, la guerra, la falta de libertades, o sea todo eso que algunos llaman “rollo”. A uno se le puede ganar, a veces, claramente, al otro, los “sesudos” y “enterados” saben que no se le gana nunca, que se pueden ganar batallas pero el fin de la guerra siempre esta lejos y con resultado incierto. Cuando mejor le han ido las cosas al rock (o cuando más se lo han reconocido) es cuando ese contrincante estaba nítidamente identificado tanto por los “rockeros” como por la burguesía que aún odiándolos “tragaban” con muchas cosas porque era “modelno”. El mensaje de “Paz y Amor”, el “Flower Power” “versus” guerra , Beatles vs Rolling Stones, John & Yoko; incluso en “la madre de todos los conciertos”, Woodstock, el momento más intenso parece que fue cuando la audiencia se declaraba enemiga de la lluvia al grito de “No Rain, no rain”. En las recompensas también hay diferencias, creo que hasta yo recuerdo cuantas Copas de Europa ganó el Real Madrid o quien ganó los últimos Mundiales, pero no recuerdo quien marcó los goles o como fueron, mientras que no recuerdo cuantos discos de Oro o Platino tuvieron los Beatles pero si recuerdo las canciones. Por países, también siguen las diferencias, Estados Unidos y Gran Betraña, potencias en la música no lo son tanto en el fútbol (especialmente en el primer caso) mientras que Francia, Alemania e Italia que no pintan mucho en el rock, son poderosas en fútbol; incluso los aclamados “reyes del futbol” (Brasil) no tienen gran presencia en el rock (ya sé, ya sé, lo de Sepultura, Extreme y algún otro caso, pero no creo que sea significativo). El equilibrio ideal pudiera estar en España, sí (yo siempre bromeo con el “si”, diciendo “Si mi abuela tuviera cojones, no sería mi abuela ¡Sería mi abuelo!) el rock gozase de un poco más de apoyo e infraestructura. Hay, al parecer, excelentes futbolistas y no menos excelentes rockeros, con lo que la combinación de ambos, puestos de acuerdo, pudiera poner los pelos de punta a los guardianes de las esencias del “sistema”. Los jugadores de futbol, y menos aún los equipos, normalmente no hacen música y sería muy difícil que un equipo de fútbol juegue en un concierto, pero si es posible tocar en un partido de fútbol ( antes, en medio y después) con lo que esta “romántica” propuesta de colaboración para cambiar el “status quo”, no sería del todo descartable, aunque en la practica el “negocio” por ambos lados esta bien amarrado, con ventaja para el fútbol que entre sus planes no parece estar la transformación de la sociedad, cosa que, al menos, si estaba en los presupuestos del movimiento rockero en sus orígenes, y continua estando en muchos de los rockeros que conocemos y sobre todo de los que “reconocemos”. Por soñar que no quede, y encima proponer una actitud más combativa y un mejor entendimiento entre el rock y el fútbol, a tal fin, sería beneficioso, sobre todo para el publico que es al que ambos se dirigen, y ¡Qué leches! Si a estas alturas los tipos como yo (en teoría cómodamente instalados) no largamos un mensaje minimamente molesto para unos y minimamente alentador para los “nuestros”, no solamente no hubiese merecido la pena pasar por lo que cada uno ha pasado sino que no mereceríamos un apretón de manos de aquellos por los que, supuestamente, hemos trabajado. Soy consciente de que todo esto le puede parecer a mucha gente un rollo “denso y torturado” y también sé que no he vendido un millón de discos o marcado goles espectaculares que le darían a mi opinión el valor que tiene el testimonio de los triunfadores, pero que le vamos a hacer, hoy me ha tocado a mí ocupar un pequeño espacio en una tribuna y tampoco era cosa de desperdiciarlo sin intentar decir lo que otros más solventes deberían decir y no dicen. Desde Rusia con amor. Juan Márquez
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